I've been out looking for bears again. There are signs at several trailheads; BEAR ALERT, and a recent date. But no bears. Falling yellow and brown leaves, mud and slippery dead leaves underfoot, salmon breaking the surface in the river, fisherfolk casting their lines into rushing water, gulls waiting for leftovers, bear (and maybe cougar) tracks in the mud, dewy spider webs laid across the trails at face height, and mushrooms, mushrooms, mushrooms. But no bears.
There were a few other visitors on the trails:
Red-breasted sapsucker, Sphyrapicus ruber. |
The sapsuckers drill lines of holes in live tree bark; the little wells fill with sap, which attracts insects. Then the birds come back for dinner. On the menu, assorted insects, washed down with sap. This little sapsucker was too busy with his meal, poking around in one of the holes, to pay us much attention even though his tree was right on the edge of our trail.
He has noticed us. No worries; he finished his lunch in peace. |
Snail-killer Carabid, Scaphinotus angusticollis. |
This black and red beetle scuttled across the trail right in front of me. A fast runner; I only got a photo because I already had the camera pointing in his direction. These beetles eat snails and slugs; in these damp woods they find plenty of prey. And the beetle has passengers, a dozen or so orange mites. These mites are common passengers on beetles, often in a symbiotic relationship in which the beetle provides transportation to food sources, like fungi (some prey on slugs, too), and the mites protect the beetle's eggs by keeping the nest site free of fungi and invertebrates that otherwise may feed on the eggs.
Young gull in a shallow creek. |
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Salí otra vez a buscar osos. A la entrada a varios caminos, hay letreros: ADVERTENCIA: OSOS, con una fecha reciente. Pero no hubo osos. Hojas amarillas y cafés que caían describiendo eses en el aire, lodo y hojas muertas volviendo el sendero resbaloso, salmones que rompían la superficie del rio, pescadores lanzando sus lineas sobre el agua turbulento, gaviotas esperando algún sobrante, huellas de oso (y tal vez puma) en el lodo del sendero, telarañas llenas de rocío, y hongos, hongos, más hongos. Pero ni un solo oso.
Encontré otros compañeros en el camino:
- Un chupasavias pechirrojo, Sphyrapicus ruber. Los chupasavias hacen agujeros en la corteza de árboles vivos; estos pocitos se llenan de savia dulce, lo que atrae a los insectos. Un restaurante para pájaros: el menú incluye una variedad de insectos con savia como bebida. Este chupasavias estaba tan ocupado con su comida que no nos hizo caso, aunque estábamos a unos pocos pasos de su árbol.
- Ahora nos vió. Pero no se preocupó en lo más mínimo, y siguió comiendo tranquilamente.
- Un escarabajo "asesino de caracoles", Scaphinotus angusticollis. Cruzó el camino corriendo, muy rapidamente. Solamente pude sacar su foto porque ya tenía la cámara apuntada en su dirección. Estos escarabajos comen caracoles y babosas, que se encuentran facilmente en estos bosques húmedos. Y el escarabajo trae pasajeros; una docena o más de ácaros anaranjados. Estas garrapatas son pasajeros comunes en los escarabajos; una relación simbiótica comunmente, en que el ácaro obtiene trasporte a sitios donde encontrará su alimento, por ejemplo, un hongo (algunos también son predadores de babosas), y proveen un beneficio al escarabajo, permaneciendo en los sitios donde el escarabajo ha puesto sus huevos, protegiendo estos de hongos y otros animales que los comerían.
- Unos hongos y una babosa.
- Una gaviota joven en un riachuelo.
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