6 signs, all within a few metres of the turnoff, and one of them double.
Pye Lake 3.2 km, Highway 19 8.7 km |
This one was the clincher; it was about the same distance to the highway, whichever road I took.
The road to Pye Lake West |
And the road didn't look all that bad; not much worse than the one I was on. So, why not? (Again.)
It was all a ploy to trap me. Just around that first turn, the road suddenly narrowed, to just about enough room for a truck brushing the bush on either side. And the first of the potholes was deep. Deep enough to have to ease the car across, at walking speed. Then there was a hill, with loose rocks; I could feel them rolling under my wheels, dragging me back down. Made it, though.
And there was no space to turn around; bush and rocks on either side. Dense bush; the photos above show the kind of bush BC is capable of. 8.7 kilometres of this? Well, I could turn around as soon as there was an open space, couldn't I?
No, there were no wider spots in this road. Nothing for it but to plow ahead. Another sign, half-hidden in the bushes, read "Limit 40 kmh". Was that a joke? I was doing, in good stretches, 10 kmh.
Along these old logging roads, these signs mark the distance from the starting point. "Up" means you're going away from the highway, "Down" means you're heading home. (No relationship whatsoever to whether you're climbing or descending a hill.) The one in the photo was from the road to Rock Bay.
By the time I'd passed the third of these markers, 6 Down, and with the road no wider, and no less challenging, I was keeping up my courage by calculating that it was only 2 kilometres and a bit that I would have to hike if the car got stuck, back to the main Rock Bay road, where there would be an occasional car going by. And sunset is late these days; I still had several hours of daylight.*
A few "potholes" took in the whole width of the road, and were full of water. The car made it across safely.
On. And on. More holes, more rocks. One clunked against my muffler or oil pan. On I went; there was no other option.
And then, under tall trees, where the underbrush was clearer (but the road was still one narrow lane), to quote Clement C. Moore, "what to my wondering eyes should appear, but a ..." woman afoot, with three small children. And there, just beyond her, a lane turning off, down the slope: I had reached the Pye Lake West campsite.
I could have turned around there, but I asked the woman about the road ahead; was it better or worse than the road behind me? "About the same," she said, and asked, seemingly worried, "Are you camping?" As if thinking about sharing the tiny campsite with a stranger.
"No, just exploring," I said.
"Awesome," she said. She sounded relieved. And on I went; now it would only be about 5 km to the highway, and now, I could always hike back to the campsite if things went wrong.
Once I considered it. The road, even narrower now, ran alongside the lake, and it was muddy; mushy, sliding mud. The centre of the road, between the ruts, was growing grass and new shrubs. Still, I didn't get stuck, and eventually the road climbed out of the mud, and over the top of the next hill.
And then I came into recently logged country. Here, the logging trucks had been busy; the potholes and rocks had been pounded into submission. And the road was wider; when I saw another car coming, 'way down the mountain, I had time to go ahead and find a place where I could stop with two wheels off the road. The other car slid by with a cheerful "honk", and I went down the mountain, over another hill (now the road was two lanes wide) and down to the highway and home in time for supper.
So: will I take that road again? I don't think so. But there are two more campsites on the far side of the lake; maybe some day. I took no photos, and didn't get out to walk, so all I brought home were aching hands and shoulders from wrestling the steering wheel. But that's a good ache; a reminder of a challenge met and bested.
*Note: in case anyone worries, I always have in the car: flashlight, matches, a shovel, emergency blankets, First Aid kit, spare jacket and shoes, boiled water, and food. And my cell phone, but there's no coverage out in the bush.
Next: one thing more.
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Letreros marcando la ruta. Hubo varios.
Foto #1: Flechas de madera: McCreight Lake, Pye Lake East, Pye Lake West. La fecha con su dorso hacia la cámara también dice "Pye Lake West".
Seis letreros, todos dentro de unos pocos metros de la salida hacia el lago, y uno de esos letreros era doble.
Foto #2: Otro letrero: Pye Lake 3.2 km.
Alguien de verdad quería que vistara el Lago Pye.
#3: Otro letrero. Este incluye la distancia hacia la carretera: 8.7 km. Este era el factor decisivo; más o menos la misma distancia por cualquiera de las rutas.
#4: Y el camino no parecía ser mucho peor que el principal. Asi que, ¿porqué no?
Era una trampa. Dando esta primera vuelta, me hallé en un camino de repente angosto, apenas como para dejar pasar un camión, y eso tocando las ramas de ambos lados. Y el primero de los baches era hondo, suficientemente para que tuviera que cruzarlo con cuidado, tan lento como un caminante a pie. Y luego, una subida, con rocas sueltas; las sentía rodar bajo mis llantas, tratando de llevarme cuesta abajo.
Y no había sitio en donde pudiera dar vuelta y regresar al camino principal. De ambos lados había bosque y rocas; bosque tan denso como se ve en las fotos de los letreros, bosque típico de esta isla. Y habría 8.7 kilómetros de este camino. Bueno, podría dar vuelta en cuanto llegara a un sitio un poco más abierto, ¿no?
No. No habría sitios más abiertos. No pude más que seguir adelante. Otro letrero, medio escondido entre los arbustos anunciaba: Límite de Velocidad: 40 kmh. Era un chiste, ¿verdad? Yo lograba, en los lugares menos quebrados, unos 10 kmh.
Foto #5: Un poste de parte de los Servicios de Rutas Forestales (FSR), con el número 6 y una flecha marcada con "arriba". En estos viejos caminos forestales, estos letrero marcan la distancia desde el punto de orígen en la carretera. "Arriba" quiere decir que te estás alejando de la carretera; "Abajo" que estás en camino de regreso. (No tiene ninguna relación con la inclinación del camino, sea que subes una montaña o que vengas bajando.) El poste de la foto está en el camino principal, que da a Rock Bay.
Para cuando había pasado el tercero de estos postes, el 6 Abajo, y con el camino igualmente angosto, e igualmente difícil, me estaba dando ánimo calculando que si se atoraba el coche, solamente tendría que caminar unos 2 o 3 kilómetros para regresar al camino de Rock Bay, donde pasarían otros coches o camiones. Y el sol se pone muy tarde en estos dias; me quedaban algunas horas de luz.
Algunos "baches" llenaban todo lo ancho del camino y estaban llenos de agua. El coche cruzó sin daño. Seguí adelante. Había más hoyos, más rocas. Una me pegó en el mofle, o tal vez el depósito de aceite. Ni modo; seguí adelante.
Y luego, cuando el camino pasaba bajo la sombra de árboles altos, donde los arbustos no obstruían la vista tanto (pero el camino seguía tan angosto como siempre) me sorprendió ver, al lado del camino, una mujer, a pie, con sus tres niños. Y adelantito, una salida, cuesta abajo. Había llegado al sitio de campamento del lago.
Allí sí hubiera podido dar vuelta, pero le pregunté a la señora si el camino por adelante fuera igual o peor que el camino por donde había llegado. "Más o menos lo mismo," me dijo, y entonces, y como si esperara problemas: "Vas a acampar?" Como si pensaba si tuviera que compartir su campamento con una persona extraña.
"No," le dije; "estoy explorando, nada más."
"¡Excelente!" dijo, aliviada. Y seguí adelante; desde aquí faltaban solo unos 5 kilómetros hasta la carretera, y siempre podría regresar a pie hasta el campamento si hubiera problemas.
Una vez, pensé que sí iba a tener que caminar. El camino corría a la orilla del lago; mojado, lleno de lodo resbaloso, aun más angosto. En el centro, entre las dos huellas de llantas, crecían hierbas y pequeños arbustos. Pero logré pasar sin atorarme, y el camino dejó atrás el lodo, ascendiendo otro cerro.
Y ahora entré en sitios donde llevaron a cabo la obra de tala recientemente; los camiones de carga de troncos habían aplastado los baches y botado las rocas. Y el camino se abría un poco. Cuando vi otro coche, allá abajo al pie del cerro, tuve tiempo de encontrar un espacio donde pude dejar dos ruedas fuera del camino. Me pasaron, despacito, tocando la bocina para saludar. Y yo crucé la montaña y otro cerro (y ahora el camino tenía dos carriles) y bajé a la carretera y llegué a casa con buena hora para la cena.
Bueno ¿tomaré esa ruta otra vez? Creo que no. Pero hay otros dos sitios de campamento al otro lado del lago ... Tal vez algún dia. Y no saqué foto alguno, y no salí del coche a caminar, y lo único que me traje a casa fueron las manos y los hombros adoloridos por el esfuerzo gastado en luchar con el volante. Pero esos son buenos dolores: recuerdos de un reto enfrentado y vencido.
(Para los que se preocupan, en el coche siempre traigo: una linterna de mano con sus pilas, cerillos (fósforos), una pala, cobijas para emergencia, equipo de Primeros Auxilios, chaqueta y zapatos, agua hervida, y comida. Y el teléfono, pero no hay servicio entre el bosque.)
En seguida: Una cosa más.
Quite the adventure, even if you didn't leave your car! I'm glad you seemed well prepared for it.
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