Friday, November 06, 2020

Gem-studded

 Last November, I came across a few clumps of stalked puffballs on Baikie Island. I had never seen ones like these before; all the puffballs I had seen were round balls, apparently stemless. These had definite stalks, longer than the cap.

I walked down the same trail last week. The puffballs are back. Not a few clumps this time; great masses of them, all along the trail, mostly in deep shade.

Lycoperdon perlatum, the gem-studded puffball.

Mature puffballs, full of ripe spores, ready to puff.

Last year I wasn't sure of the species, having found them too late to see their original shape. I was three weeks earlier this year.

I found this on MushroomExpert.com
Probably the most commonly seen woodland puffball in North America, Lycoperdon perlatum is widely distributed and fairly easily recognized. I say that, and yet I have consistently misidentified it for years, assigning the name to virtually any pear-shaped, golf-ball-sized, terrestrial puffball with spines.

What I was not paying enough attention to was the spines themselves. In Lycoperdon perlatum the spines are firm and cone-shaped, with relatively wide bases; they are often surrounded by shorter spines and/or granules, their tips often turn brownish—and, when they fall away, they leave a clearly defined, pock-mark scar where the base of the spine was attached.
And there it is: the brownish tips of the spines in the fresh puffballs, the pock-mark scar on the older ones. And the "pear-shaped or top-shaped whitish fruitbody" turning brown or olive coloured at the base. (This from E-Flora.)

The "golf-ball" puffballs are edible and delicious while the flesh is still white. I like to fry them gently with butter. These are still edible, with caution, as long as they are completely white, but E-Flora says they're "bland at best and bitter at worst". And they are too easily confused with young specimens of the extremely poisonous Amanitas. I'm glad I didn't try to harvest any.

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El año pasado, a mediados de noviembre, encontré unos grupos de hongos "puffball" (bolita de polvo soplado) con tallo. Nunca había visto puffballs como estos; todos los que antes conocía eran redondos, como una pelotita, sin tallo. Estos tenían tallos bien formados, más grandes que la pelota por encima.

Pasé por el mismo sendero la semana pasada. Están de vuelta los honguitos. Y no solo unos grupos esta vez, sino grandes multitudes de hongos, a todo lo largo del camino, casi siempre en sombra.

Son los hongos, Lycoperdon perlatum, el "puffball" adornado con joyas, lo llaman. La primera foto es de un grupo de hongos frescos, todavía blancos por dentro. La segunda muestra un grupo de hongos ya maduros, con las esporas cafés, y un poro por encima, por donde saldrán las esporas al aire con cualquier movimiento, o empujado con gotas de lluvia.

El año pasado, no podría estar segura de la especie de estos hongos, ya que cuando los encontré ya estaban todos bien maduros. Esta vez, llegué con tres semanas de adelanto, y los pude ver mejor.

Encontré esta descripción en MushroomExpert.com:
Este es probablemente el hongo de los bosques más comunmente visto en norteamérica. Lycoperdon perlatum está distribuido ampliamente, y se puede identificar facilmente. Esto lo digo, pero a pesar de esto, lo he malidentificado por muchos años, dando su nombre a casi cualquier hongo puffball en forma de pera del tamaño de una pelota de golf que tuviera espinas y creciera en la tierra.
Lo que no había notado era la forma de las espinas. En Lycoperdon perlatum, las espina son firmes, en forma de cono, con las bases amplias, están muchas veces rodeadas de espinas más cortas o de granitos; sus puntas se vuelven cafés – y cuando se caen, dejan una cicatriz bien marcada en la base.
Y ahí está: las espinas con puntas color de café, las cicatrices en los hongos ya maduros.  Y el "cuerpo blanco en forma de pera o de trompo" que se vuelve color chocolate o verde oliva en la base del tallo. (Esto viene de E-Flora.)

Los puffball en forma de pelota de golf son comestibles y deliciosos mientras que su cuerpo esté completamente blanco; a mí me gustan fritos con mantequilla. Estos aquí sí se pueden comer, con cuidado, mientras estén blancos, pero según E-Flora son apenas insípidos o hasta amargos. Y se pueden confundir facilmente con ejemplares jóvenes de las Amanitas que son extremadamente venenosas. Estoy contenta de no haberlos traído a casa para la cena.


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