Monday, August 05, 2024

Transformations

The tide was almost as low as it gets Friday morning at Oyster Bay. I walked around the outside of the breakwater (rocks and scrap iron from scuttled ships; more on that later) and out onto the sand flats. And there were critters: I followed a crab until he hid under the alage, was squirted at by clams under the sand, and uncovered a bright red anemone. By accident; it was under a piece of scrap iron that I picked up to look at. I carefully covered the anemone with algae.

Another purple starfish.

And then, returning to the upper intertidal levels, there were jellies.

Moon jelly. the four pinkish circles are the sex organs.

Many jellies, mostly moon jellies, all washed up on the shore, dying on the stones. I found a large lion's mane jelly, too deteriorated to take a photo. None of the jellies survive long once they're out of the water.

It seems as though some awful disaster had overtaken these jellies, but this is part of the normal life cycle. When the time is right, in summer and fall, the mature jellies approach the shallow water; there the males shed sperm, which the females capture and use to fertilize their eggs before they release them into the water. And then, spent, they allow the waves to deposit them on the shore.

Such a simple animal; a bag of jelly, some tentacles, some reproductive structures; that's about it. And yet, such a complicated life! See, those tiny fertilized eggs can swim. They swim around in the shallows, waving hair-like cilia for about 10 days, then choose a spot to settle down for life, usually on the sea floor. And change.

Now they become polyps; tiny, tiny columns with tentacles on top, like anemones, but the size of a pinhead. Now they reproduce again, this time asexually, budding out daughter polyps.

And then they transform themselves again. They lose their tentacles (now we call them strobilae) and start building layers, each layer now shaped like an eight-armed star. And the layers wake up and shake themselves free, to go out into the world swimming by closing and opening their arms, like their distant parents. And now they're called ephyrae.

One ephyra. Photo cropped from video by ShapeOfLife.

And now all they have to do is eat and eat and grow until they're adults and head off to shallow water to start the cycle again.
Moon jellies generally only live for a year or two, but polyps can live, feeding and producing genetic clones for up to 25 years! (Sea Wonder: Moon Jelly)
There's an excellent video on ShapeOfLife, showing the polyps producing the ephyra. Go look!

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La marea estaba a su nivel mínimo en Oyster Bay, en la mañana el viernes pasado. Pasando el rompeolas (piedras y pedazos de hierro, lo que queda de barcos hundidos; acerca de esto, escribiré luego) por el lado que da al mar abierto, llegué a la arena limpia. Encontré vida; seguí un cangrejo hasta que se escondió bajo las algas marinas, me rociaron varias almejas desde sus escondites bajo la arena, y destapé una anémona de un rojo intenso. Esto por accidente, levantando una pieza de hierro para examinarla. Cubrí la anémona con algas verdes para protegerla del sol.

Foto: una estrella de mar, Pisastre ochracea.

Y al regresar al nivel intramareal superior, me encontré con las medusas. Muchas medusas, expuestas sobre las rocas, moribundas. Por la mayor parte, eran medusas luna, Aurelia aurita. También vi una medusa melena de león ártica, demasiado destrozada ya para sacarle foto. No logran sobrevivir así expuestas al aire.

Foto: una medusa luna. Los anillos color de rosa tenue son los órganos reproductivas.

Parcecía el resultado de algún desastre horrífico; todas esas medusas pudriéndose sobre las rocas, pero es parte del ciclo de vida normal. Cuando les llega el tiempo, en el verano o el otoño, las medusas adultas se congregan en agua de poca profundidad; allí los machos sueltan su esperma, y las medusas hembras la capturan para fertilizar sus huevos. Sueltos estos, las medusas agotadas se dejan llevar por las olas y la marea.

Un animal tan sencillo: una bolsa de gelatina, unos tentáculos, unos órganos reproductivos: eso es todo. Y sin embargo, ¡que complicada es su vida! Empezando con que esos huevecillos saben nadar. Nadan en el agua cerca de la playa, batiendo el agua con sus cilios del grosor de un pelo. Después de unos 10 dias, escogen un sitio donde pasarán la vida, normalmente en el fondo. Y luego se transforman.

Ahora se vuelven pólipos, columnas miniaturas con tentáculos en la parte superior, algo como las anémonas, pero del tamaño de la cabeza de un alfiler. Y ahora vuelven a reproducirse, pero asexualmente, produciendo pólipos clones. 

Y se vuelven a transformar. Pierden los tentáculos. (Ahora les llamamos "strobilae".) Empiezan a construir capas; cada capa se parece a una estrella con 8 rayos. Y esas capas se despiertan, se sacuden, y se liberan, para seguir como individuos, nadando como sus viejos antecesores, abriendo y cerrando los brazos. Y ahora se llaman éfiras.

Foto: Una éfira. Copiado de un video en "ShapeOfLife".

Y ahora todo lo que les queda por hacer es comer, comer, y crecer hasta que se hagan adultos y es hora de buscar la costa para empezar todo el ciclo de vida otra vez.

¡Las medusas luna generalmente viven solamente un año o dos, pero los pólipos pueden vivir, comiendo y produciendo clones genéticos hasta por 25 años! (Sea Wonder: Moon Jelly)

Hay un video excelente en el sitio ShapeOfLife, mostrando los pólipos y la producción de las éfira. 

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