Wednesday, July 05, 2023

Hard-working donkey

This is the old steam logging engine, retired, passing the days, with an occasional bit of volunteer work as befits an old retiree, in the gardens of the Campbell River museum. I stopped by the last time she (Why do we refer to engines as "she"? But we do.)  was fired up, to listen to the old familiar grumble and clank. Now she rests, again.

Empire Steam Donkey

(The roof is a modern addition; in service, the donkey would have sat out on a hillside, exposed to rain and sun. Mostly rain, here on the islands.)

The donkey engine was built in 1916, worked hauling logs off hillsides among the little islands on the east side of Johnstone Strait, and was abandoned there when her working days were done, in 1948. She moldered away there for 30-some years until the museum rescued her. (From the museum article.)

Walking through well logged off, now recovering, woods the other day, we came across several sections of steel cable protruding out of the ground. Back then, it didn't seem to make sense to pay to clean up a work site; I've seen cables and loggers' spikes half-buried in Oyster Bay, too.

Modern logging sites are full of heavy machinery; back in the day, the only machine would be this donkey engine. I watched them logging beside my house, in the early 50s. A barge towed by a small boat brought in the donkey engine. Men swarmed over the site like ants armed with axes and big two-man saws, human-powered. An anchor point was selected, a sturdy tree, and the donkey engine was hooked up to it. Then she winched herself off the barge, and up the hill, sliding on those two log skids. Loggers selected a strong tree, to serve as a spar tree; once trimmed, cables and pulleys were attached to the top. Then cables from the donkey were attached to cut and trimmed logs, and she winched them down off the hill, and into the salt chuck*. This was strange to see; the logs stood on end, held by the cables dangling from the spar tree's cable, and "walked" down the hill and into the water.

It was a noisy operation. There was always the chug-chug-chug of the donkey, the thunk of axe blades, the rattle of cables, the shouts and whistles of the men. "Timber!" they shouted when a tree was about to come down. The whistles were for signals to and from the donkeyman. Those cables were as dangerous as the falling trees, the widow-makers; sometimes they would snap, or the anchor point would let go, so the whistles were warnings for all the men on the site.

And then it was done; ours was a small hill, and at the end of the summer the donkey engine winched herself back down the hill and onto the barge and was towed away, to the next chosen hillside.

*"Chuck" is a borrowed word from the indigenous peoples of the west coast of the island. I was sharing a hospital room with a local Nootka woman (properly called Nuu-chah-nulth, but we used Nootka back then) and she undertook to teach me a bit of the language. "č̕aʔak", which sounded sort of like "chu-uck", she said, meant the ocean. I couldn't quite pronounce it, and when I thought I had it right, she laughed."No," she said, "that means river water". Salt water is č̕aʔak." It sounded the same to me. I never quite managed to hear the difference. (She taught the doctor how to say, "Good morning," and then laughed and laughed.)

Here's the museum page on logging history.

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Este es el viejo burro de vapor, ahora jubilado, pasando los dias con un poco de trabajo voluntario, como acostumran los retirados, descansando en los jardines del museo de Campbell River. Pasé por el museo la última vez que la pusieron en servicio, para escuchar su voz, despertando mis memorias de otros burros, otros tiempos. Hoy duerme otra vez.

Foto: el burro de vapor, "Empire".

(El techo es moderno; en sus dias de actividad, se quedaba sin protección alguna del sol y de la lluvia. Por la mayor parte, aquí en las islas, era lluvia.)

El burro fué construido en 1916, y trabajó entre las islitas que bordean el lado este del Estrecho de Johnstone, y lo abandonaron allí cuando ya no les servía, en 1948. Y allí se quedó, a solas, por unos 30 años, hasta que el museo lo rescató. (Véase el artículo del museo.)

Caminando el otro dia en un bosque talado repetidas veces, ahora en dias de recuperación, pasamos por unos pedazos de cable de acero medio enterrados. Hace años no les parecía importante a los madereros dejar el sitio limpio cuando se iban. He visto porciones de cables y clavos de madereros en la tierra en Oyster Bay, también.

Los sitios de tala de madera en estos dias están llenos de maquinaria pesada; en la primera mitad del siglo veinte, la única máquina sería el burro de vapor. Los observaba al lado de mi casa en los primeros años de la década de los 50. Un barquito jalando una barcaza trajo el burro. Un grupo de madereros se arremolinaron sobre el sitio, al parecer como un hervidero de hormigas llevando hachas y sierras "crosscut". Se localizó un punto en donde fijarse, un árbol firmemente establecido, y le ataron un cable desde el cabrestante del burro, que entonces se puso en marcha y se arrastró desde la barcaza hasta el cerro, arrastrándose sobre esos dos troncos que le sirven de sostén. Los madereros escogieron un árbol fuerte y alto, llamado "spar"; una vez que le hubieran cortado todas las ramas, le fijaron varios cables y poleas. Luego, ataron los troncos ya cortados y desramados al cable que venía del burro y los levantó y los trasladó hacia el mar. Observar esto era algo extraño; los troncos se paraban, colgados del cable del spar, y "marchaban" bajando el cerro hasta caer en el agua. (El "salt chuck"*)

Hacían mucho ruido. Siempre se oía el rugido del burro, los golpes de las hachas, el traqueteo de los cables, y los gritos y chiflifos de los madereros. —¡Timber!— gritaban cuando empezaba a caer un árbol. Los chiflidos eran señales desde o para el operador del burro. Esos cables eran tan peligrosos como los árboles que caían (creadores de viudas, los llamaban); los cables se podrían romper o su punto de fijación se podría desconectar, así que los chiflidos servían de advertencia para todos los hombres en el sitio.

Y ya habían terminado. El nuestro era un cerrito pequeño, y al final del verano, el burro se arrastró de nuevo bajando el cerro y se subió a la barcaza. Y se fueron de allí, camino al siguiente cerro escogido.

*"Chuck" es una palabra prestada, tomada del idioma de indígenas en la costa occidental de la isla de Vancouver. Yo compartía por un tiempo un cuarto en el hospital con una mujer de la tribu que entonces llamábamos "Nootka". (La palabra correcta es "Nuu-chah-nulth".) Ella se divertía enseñándome algo de su idioma. "č̕aʔak", dijo, quiere decir "oceano". Sonaba algo así como chu-uck. Yo no alcanzaba a pronunciarla correctamente, y cuando creí que ya la tenía, ella se rió. —No — dijo — eso quiere decir agua del rio. Agua salada es č̕aʔak. — Para mí, eran lo mismo. Nunca llegué a distinguir la diferencia. También le enseñó al doctor como decir "Buenos dias". Y ella se reía y se reía.




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